miércoles, 28 de enero de 2009

Mi historia en la danza oriental

Todo empieza una noche de invierno, después de la mayor de mis tragedias, la muerte de mi padre me patea el corazón y me hunde en un mundo agujereado y desconocido. Al poco tiempo caigo a modo de terapia en un aula de danza del vientre, mujeres rodeando una vela en la oscuridad y entendiendo el cuerpo desde la lentitud. De todo lo que había bailado, ésta me resultaba una danza del todo desconocida, y misteriosa. No sólo me sorprendió, sino que me dejé llevar como un alma sin rumbo, me penetró las entrañas hasta convertirse en un puro deseo y voluntad de aprender y entender, saber que era otra parte de mi nuevo camino, un camino hacia la expresión artística… La expresión de lo más puro y real, el alma y la sangre, mediante la técnica y la dedicación, hacia la creación, la fantasía, el momento de entender la música y dejarse llevar, hasta llegar a uno mismo y desde ahí a la gente, para conectar en lo más profundo…



BREVE HISTORIA DE LA DANZA DEL VIENTRE


Respecto a la terminología, la danza del vientre se conoce en árabe como “raqs sharqi”
(cuya traducción literal es “danza oriental”). También conocida como “raqs baladi” o “beledi” (o “danza popular”, que se trataba de una danza más elemental y sin tantos desplazamientos). La evolución de esta última derivaría en raks sharki , en Egipto.
Otra nomenclatura es la de “belly dance” (“danza del vientre”en inglés), procedente de una errónea transcripción del término “beledi”.

La danza del vientre es una de las danzas más antiguas del mundo y sus orígenes son misteriosos, inciertos. Su historia se remonta a milenios atrás. Existen diversas teorías acerca de su origen, a saber: danzas antiguas de Egipto, danza como baile religioso, danza de origen hindú.
En cualquier caso, parece evidente que tradicionalmente existe tanto en Oriente Medio como en África del Norte (prueba de ello son las antiguas pinturas persas o dibujos en muros palaciegos). Por otro lado, en algunos pueblos antiguos se conectaba dicha danza con la fertilidad. Se les atribuía a las mujeres cierto poder mágico, ya que conectaban a las diosas con la tierra mediante su danza, fortaleciendo así la fertilidad. Esta danza fue transmitiéndose de generación en generación, entre mujeres, ya que no solían danzar para hombres, sino que se trataba de cierto ritual femenino.
Asimismo, no sería correcto considerarla una danza folclórica árabe, sino que constituye en sí misma una danza como entidad propia, al igual que lo son la danza clásica, el jazz, etc.
Más allá de los límites de Oriente Medio y del Norte de África, esta danza empezó a extenderse sobre todo a partir del movimiento artístico ideológico del Romanticismo (siglos XVIII y XIX). Es entonces cuando se empieza a utilizar la terminología de “danza del vientre” por parte de los europeos que viajaron a países exóticos y quedaron sorprendidos por los movimientos originales del vientre y la cadera como protagonistas (cosa que no ocurría en las danzas europeas).
Es en el siglo XX cuando la bailarina Badia Mansabni abre el casino Badia, un lugar que impuso desde entonces la moda de formar a profesionales de esta danza, añadiendo movimientos de otras danzas (la clásica y la contemporánea).
En cualquier caso, se trata siempre de una danza misteriosa y de seducción, que combina movimientos ondulantes, suaves y fluidos, con movimientos enérgicos y vibraciones, disociando y coordinando las diversas partes del cuerpo. Una danza mágica que otorga beneficios físicos y espirituales.